Hablar con Piero era fácil.
Hoy me envió un mensaje en la mañana, me dijo que habÃa traÃdo uno puros para que escapemos de la clase de desarrollo, sé que suena mal, pero, esa conversación fue mucho más productiva de lo que piensan. Lo que más me gustaba de pasar tiempo con él era lo que iba descubriendo a cada palabra que nos decÃamos, primero fue su gusto por las pelÃculas, luego su interés por la ciencia y lo que más me sorprendió, su bisexualidad. Jamás me espere que un chico como él fuera bisexual, yo me lo imaginaba como un viejito anticuado que insultaba gays en la calle, asà que cuando me confesó que también se sentÃa atraÃdo por los hombres, me convencà de que Dios habÃa escrito un guion para hipnotizarme; digamos que todo era muy exacto como para no estar planeado. Ambos amábamos el café, los puchos, las pelÃculas, los libros e increÃblemente tenÃamos las mismas preferencias sexuales.
Nos fuimos a un parque que estaba a unas cuadras del puente peatonal de la universidad, se llamaba parque Neptuno, habÃa pájaros muy bonitos, banquetas con un techito que te salvaban del sol y agradables árboles que hacÃan que la vista fuera aún más hermosa. Estuvimos dos horas, perdiendo clase y conversando de temas que no me hubiera imaginado, me contó que le gustaba leer en privado porque creÃa que leer se habÃa vuelto una moda y eso le avergonzaba, yo le conté de los dÃas que pase en viaje de promoción, fumando puros de café frente al mar. Cuando me contó que le gustaba pasear en Iquitos, me lo imagine en una moto, manejando sin que nada le importará, y cuando me miro a los ojos, nos imagine, ambos sentados en una hamaca, observando la selva, fumando, los dos viejos, riéndonos y recordando anécdotas. Hasta ese momento, sabÃa con certeza que habÃa encontrado un mejor amigo, pero, no fue hasta que cerré los ojos y sonreà al sentir su presencia que me dà cuenta de que podÃa pasar el resto de mi vida a su lado. Con Piero todo era fácil, más simple.
Hoy fue un buen dÃa, creo.
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